Si usted es inversionista, operador o tiene algo que ver con hotelería en Medellín, ya se habrá dado cuenta de que los últimos meses tanto en ocupación como en ventas no han estado a la altura del último semestre del 2024. Las reservas bajaron, la ocupación cayó y el ritmo general se enfrió. Es tentador pensar que esto es una señal de alarma, pero no lo es. Es simplemente la confirmación de una verdad que muchos parecen ignorar: el turismo no es una línea recta.

Cada destino tiene altibajos. Medellín también. Aunque esté creciendo en cifras anuales, tiene meses flojos, temporadas con baja demanda y semanas donde las habitaciones se quedan vacías. Y eso no significa que algo esté fallando. Significa que el turismo funciona como cualquier otro mercado: con ciclos… Eso sin contar que cada vez hay más hoteles y más Aribnb’s aumentando el número de jugadores que deben competir por alojar a los turistas.

No hay destino perfecto todo el año

Abril y mayo son los meses más lluviosos del año en Medellín, con precipitaciones promedio por encima de los 200 mm. Coincide con los registros más bajos de ocupación hotelera del año ( 63,3 % en abril, 63% en mayo según el Sistema de Inteligencia Turística). No hay eventos de ciudad relevantes, y el clima no ayuda. Es lógico que no sean meses fuertes. Los turistas, tanto en sus reseñas como en los blogs de viaje, se encargan de regar la voz sobre cuándo venir y cuándo no. Y a quienes les tocó visitar Medellín en abril o mayo de este año, les tocó una serie de inundaciones que no hacen más que confirmar el rumor. La reputación de esos meses se alimenta sola.

Marzo también muestra señales de debilitamiento: aunque mantiene buena ocupación, lo hace por inercia del fin de año. Semana Santa en Abril, que podría ser un impulso, suele enviar el turismo a la playa. Y Medellín, como ciudad católica en transición turística, no ofrece aún una programación urbana de entretenimiento potente para esa semana.

No es que Medellín tenga un defecto. Es normal que la ciudades turísticas tengan temporadas. En Barcelona, agosto se vuelve invivible por las multitudes y el calor. En Cartagena, Octubre y Novimbre son meses muertos por lluvias y sin cruceros. En Nueva York, enero es una planicie turística luego del frenesí decembrino. La idea de que un destino exitoso debe tener ocupación pareja todo el año es ingenua. Por eso se promedian las cifras anuales. Y por eso mismo, hay que saber leer lo que hay debajo del promedio.

El calendario real del turista

Los picos en Medellín son claros y están definidos por eventos, clima seco y cultura popular. Agosto es indiscutible por la Feria de las Flores. Noviembre, aunque invisible para los blogs gringos, se posiciona cada vez más con conciertos masivos, puentes festivos y el preámbulo de diciembre (alborada incluida) y Diciembre tiene Navidad, luces, rumba, tradición. Enero sigue siendo fuerte por vacaciones.

Según los datos de 2024, Julio y agosto superaron el 70% y 76% respectivamente, Noviembre tuvo más de 78% de ocupación. Diciembre alcanzó el 72%. Eso no pasa por casualidad. Pasa porque hay algo que hacer, algo que ver, y un clima que acompaña.

No todo el que pierde es porque el mercado va mal

Con más hoteles, más Airbnbs y más jugadores queriendo entrar, la competencia se vuelve más dura. El que no entienda los ciclos estacionales, el calendario real del turista y las lógicas de la oferta, pierde. Pero eso no significa que Medellín esté mal. Significa que el mercado está madurando. Y quien no se adapta, se queda.

Muchos operadores nuevos creen que porque la ciudad marca récords anuales, todos los meses deberían tener iguales ventas y ocupación. Eso nunca ha sido así. El promedio de ocupación de 2025 está en 67,4 %. Pero ese número está donde está porque venimos de la temporada baja (abril y mayo que acaban de pasar). Exactamente lo mismo pasó en 2024, cuando el primer semestre fue débil y el segundo semestre corrigió: la ocupación se disparó en Julio, Agosto, Noviembre y Diciembre, y eso fue lo que levantó el promedio anual a 70 %.

Ahora bien, hay que hacer una salvedad fundamental: ese promedio del 70 % en 2024 mezcla en una misma estadística a los mejores hoteles de las mejores zonas con los peores hoteles en los sectores más débiles. Eso quiere decir que a los hoteles bien operados y bien ubicados les fue mucho mejor que a la media. Y que a los hoteles mal administrados o mal localizados les fue incluso peor.

En Blackroom nuestra ocupación promedio es del 72% en nuestros activos en Medellín, teniendo activos como Blues Suites con un 80% de ocupación promedio en 2024 (con sus meses altos y bajos) y activos nuevos como Urbit que hizo su apertura en junio de 2024 iniciando con ocupaciones del 40% los primeros meses y promediando un 62% para fin de año, como es normal para un hotel en apertura y que seguramente podrá alcanzar nuestro promedio corporativo en su año de estabilización este 2025.

Esa es la verdadera señal de maduración del mercado: ya no basta con estar, hay que competir. El problema no es que Medellín tenga meses malos, todas las ciudades los tienen. El problema es creer ingenuamente que no debería tenerlos.