Este fin de semana, Wilder Zapata —fundador de los gimnasios Action Black — me envió una nota que le hicieron en El Colombiano, titulada “¿Dormir en el gimnasio? Hotel para deportistas se construye en Medellín”. En esa columna hablan de nuestro proyecto Action Living, que se encuentra en su etapa final de construcción en Laureles.

La nota recoge una historia empresarial y un fenómeno que vale la pena analizar más allá de los titulares. Porque Action Living no nació de la nada, ni como la extensión natural de una marca de gimnasios, ni mucho menos de una inspiración momentánea de alguno de los socios. ACTION LIVING nace de una observación sencilla, casi obvia: si millones de personas hacen ejercicio con regularidad, ¿por qué cuando viajan deberían renunciar a esa rutina?
El gimnasio como hábito, no como lujo
En todas las ciudades del mundo hay cientos de gimnasios. Públicos, privados, en unidades residenciales, oficinas, casas y parques. Su cantidad exacta es imposible de calcular, pero lo que sí es medible es la tendencia: según la IHRSA (la asociación global de la industria del fitness), más de 200 millones de personas en el mundo pertenecen a algún tipo de club o centro de entrenamiento.
En Colombia, aunque las cifras oficiales son escasas, el comportamiento es visible en cualquier barrio: cadenas en expansión, boxes de crossfit, entrenadores personales, rutinas compartidas por WhatsApp y una generación que creció entendiendo que el ejercicio es parte fundamental del día a día.
El ejercicio no es un nicho. No es una moda. Es parte de la vida cotidiana para millones de personas.
Y sin embargo, cuando esas personas viajan, pocas veces encuentran un lugar donde entrenar como en casa. Los hoteles tradicionales tienen gimnasios de muy baja calidad: espacios pequeños, con pocas máquinas y sin alma. Para muchos, eso no es suficiente. Además, mantener la rutina implica buscar gimnasios en la zona, comparar opciones, pagar mensualidades o tiqueteras poco flexibles, y asumir desplazamientos en taxi o aplicaciones. Esa logística es, en muchos casos, una barrera que lleva a la renuncia.
Action Living nace exactamente ahí: en la necesidad de eliminar esa fricción. No para convertir el ejercicio en un atractivo turístico, sino para garantizar que quienes ya lo practican no tengan que detenerse por viajar. Es una respuesta a una lógica de comportamiento, no a una tendencia. Es hospitalidad pensada desde la rutina, no desde la excepción.
Una nueva categoría: el hotel que parte del gimnasio
No se trata de que todos los hoteles se conviertan en gimnasios. Se trata de que, al menos, en cada ciudad turística haya uno que entienda esa necesidad como prioridad y no como un opcional.
En lugar de poner un gimnasio dentro del hotel, Action Living pone el hotel dentro del gimnasio. Y lo rodea con estándares de hospitalidad, diseño, nutrición y bienestar pensados para un huésped que no está buscando lujos artificiales, sino continuidad en su estilo de vida.

El proyecto —desarrollado por MACCA— tendrá 59 habitaciones, tres pisos dedicados al fitness, zonas de recuperación, coworking y un restaurante especializado. Pero más que las cifras, lo importante es lo que representa: la validación de un modelo que entiende que para millones de personas el ejercicio es parte estructural de su identidad diaria. No es una actividad complementaria ni algo que se delega a tiempos libres. Por eso, más que ofrecer una alternativa, este modelo propone una solución definitiva: un espacio donde entrenar sea tan natural como dormir, trabajar o comer bien. Action Living no responde a una demanda circunstancial, sino a una forma de vivir que ya existe y que, hasta ahora, no tenía un lugar diseñado a su medida.
Medellín como laboratorio de lo inevitable
Medellín es una ciudad con experiencia en crear categorías que antes no existían. Medellín es una ciudad donde la creatividad no solo se celebra, se ejecuta. Su tejido empresarial y cultural ha demostrado una y otra vez que puede convertir intuiciones en propuestas reales, y propuestas en categorías nuevas. Esa combinación de ingenio, determinación y visión es lo que permite que proyectos como Action Living no solo sean posibles, sino naturales.
Action Living se construye en el barrio Laureles-Estadio, a pasos de la Unidad Deportiva Atanasio Girardot, el corazón deportivo de la ciudad. Su ubicación no es casual. Queremos que se convierta en punto de encuentro para deportistas, viajeros y nómadas que tienen al ejercicio como parte primordial de su rutina diaria.
El hotel-gimnasio es una respuesta lógica a una necesidad que siempre ha existido pero nunca había sido atendida con seriedad. Las personas entrenan desde tiempos antiguos; no es una tendencia ni una moda. Lo nuevo es haberle dado una solución estructural a esa práctica cuando se viaja. Action Living no inventa nada: simplemente reconoce esa realidad y la traduce en una experiencia concreta. Es una idea que tenía todo el sentido, pero que hasta ahora nadie había ejecutado.
No es tendencia. Es sentido común.
No todos los viajeros buscan fiesta. No todos priorizan el shopping o los museos. Para una parte creciente del turismo global, lo esencial es mantener su rutina de bienestar: dormir bien, entrenar bien, comer bien.
Esa población hoy está subatendida. No porque no haya demanda, sino porque muy pocos han sabido leerla con precisión. Nosotros sí. Y lo hicimos no solo con el conocimiento profundo de nuestros aliados de ACTION BLACK, sino también desde la observación rigurosa y el diseño estratégico. No fue una intuición; fue una decisión informada, basada en entender cómo viajan, piensan y entrenan millones de personas en el mundo real.
Conclusión
Action Living no compite con los hoteles tradicionales. No se presenta como “mejor”. Es distinto. Es para otro tipo de huésped. Uno que no pregunta si hay gimnasio, sino qué tipo de gimnasio hay. Uno que no se salta sus entrenamientos porque esté de viaje, sino que acomoda su viaje para no tener que hacerlo.
No se trata de replicar este modelo cien veces en una misma ciudad porque, seamos claros, no sabemos si hay suficiente demanda para llenar 50 hoteles de este tipo en una sola ciudad. Pero sí es razonable pensar que dos o tres funcionarían bien en ciudades grandes, y que uno solo —bien ubicado, bien operado, y bien pensado— puede ser suficiente para marcar la diferencia. Por eso, la ambición no es saturar, sino asegurar que cada ciudad turística tenga, al menos, un Action Living como parte de su oferta. Porque no todos los viajeros entrenan, pero para quienes sí lo hacen, encontrar un lugar diseñado a su medida cambia completamente la experiencia de viaje.
Action Living es el resultado de una alianza estratégica entre MACCA y ACTION BLACK. Un verdadero co-branding donde cada parte aporta lo que mejor sabe hacer: la operación hotelera estará a cargo de Blackroom, y la operación del gimnasio estará en manos de Action Black. Dos marcas expertas en sus campos colaborando para crear una categoría inédita en Colombia: la del hotel pensado desde la necesidad de entrenar, no desde los complementos. Un espacio diseñado con la misma seriedad que cualquier otro aspecto fundamental de un hospedaje de calidad, diseñado con el mismo rigor con el que se diseñan los espacios para dormir o trabajar, donde cada metro cuadrado está pensado para que entrenar no sea una opción más, sino parte esencial del viaje.
Alejandro González
Fundador de Blackroom y de MACCA
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